Status Quo no acompaña el relato: lo interrumpe. Marca un antes y un después. Es el perfume de un jefe —no de quien manda por poder, sino de quien lidera por presencia. Memorias de oregano, fruta de la pasion, cipriol, vetiver antiguo y ámbar moderno construyen un lenguaje nuevo. Esta fragancia representa una bisagra en el proceso creativo de Nina Lamaison: un momento de consolidación, de madurez estética, de decisión interna. Status Quo huele a estructura, a visión, a escalón. No mira hacia arriba: ya llegó.